Invitación

Con este blog pretendo compartir ideas y sentimientos que creo importantes, así que agradecería que comentaras lo que te parece aunque sea una línea. Así podré quitar lo aburrido o insistir en lo que guste y tendrá sentido el tiempo que dedico a escribirlo. Así sabré que alguien lo ha leído.

miércoles, 22 de abril de 2020

La vida respira, 2020 (2)



De camino al Centro de Encuentros Neutrales, Nira repasa cómo empezó el cambio, allá en el 2020, y recuerda una de las revelaciones más significativas del confinamiento de ese año. Desde el primer mes en que la mayoría de la población se quedó en casa, numerosos animales recuperaron su espacio y se acercaron a zonas urbanas donde hacía muchos años que no se les veía. Por otro lado, los niveles de contaminación bajaron a los niveles más bajos de los que había registros. Delfines jugando en los puertos, ciervos paseando por los pueblos, jabalíes en el centro de las ciudades. Imágenes insólitas que emocionaban a todas esas personas que creían que la naturaleza ya había renegado del ser humano.
 Incluso el clima se regula y vuelven las precipitaciones de abril descritas por los refranes desde hace siglos. Ella era todavía un poco joven para actuar pero era muy observadora y vio cómo su padre y su madre se movilizaban para proteger especies animales y presionar para generar políticas que respetasen a los animales y al medio ambiente.
Comenzaron con un sencillo boicot al consumo de plástico y de combustibles fósiles pero sin absurdos, sin obligar a las personas a dejar su vehículo particular de siempre. Y sin negar que el plástico era  útil en estructuras definidas para durar mucho tiempo y que se reciclaría tras su uso. Así simplemente la población en general dejó de comprar bebidas embasadas en plástico y las empresas lo dejaron de producir. Las personas contrataron comercializadoras de energía eléctrica limpia y las centrales térmicas tuvieron que cerrar. Y muchas otras campañas que desde la conciencia de la no contaminación fueron cambiando el perfil del  consumidor que el sistema de producción asumió sin rechistar.
Un segundo paso fundamental se dio cuando las personas tomaron conciencia de la función de su dinero. Sus ahorros, según en qué banco estuviesen, estarían promoviendo políticas de desigualdad y contaminación o no. Y así una gran mayoría de personas trasladaron su dinero a entidades de banca ética. Estas se comprometían a no invertir en ningún proyecto que atentase contra la libertad humana o contra la naturaleza y literalmente dejan sin financiación a inversiones petrolíferas y promocionan otras de energías sostenibles y proyectos sociales.
Lo más interesante de este primer cambio fue que no implicó ninguna novedad en el sentido de revolución, se limitó a hacer uso de herramientas que ya existían pero que las personas no habían utilizado por falta de esperanza y de confianza en el cambio. Pero la nueva conciencia del cambio había conseguido renovar dicha esperanza y las personas actuaban en conjunto conscientes de que si una gran mayoría hacía estos gestos la estructura social y económica cambiaba y daba soluciones a la nueva situación.
La bicicleta de Nira circula por Paseo San Juan y justo se cruza con Nil, gran amigo desde la infancia y naturalista desde entonces. Lleva una cresta naranja y verde tipo punk de los ochenta, le dedica una inmensa sonrisa y un saludo de camaradería de los que comparten las personas que se saben pertenecientes al mundo actual. Integrantes del movimiento que lleva al mundo a ser un lugar más limpio, justo, sostenible y, al fin y al cabo, más feliz y con menos sufrimiento; sobre todo menos sufrimiento innecesario e injustificable como había habido. Ella le mira con  su pícara e inteligente sonrisa y le responde “¡Nos vemos después en la plaza!”
Los primeros años del cambio fueron duros porque hubo muchos boicots, extorsiones y amenazas, así como agresiones a activistas, pero ahora ya se es consciente de que el cambio es necesario, imparable y que no amenaza a nadie porque ofrece a cada persona lo que necesita aunque sea en una situación diferente. Los grandes poderosos de antaño siguen gestionando un gran volumen de negocio y teniendo muchos privilegios, pero ahora lo hacen de forma transparente y sin paraísos fiscales, o sea, pagando sus contribuciones, pero eso les hace más humanos y les ha permitido redimirse y sentirse parte de la solución y  parte del mundo.
Nira  pedalea abstraída en sus pensamientos, el sol brilla y el sonido del rozamiento de de la cadena de su bicicleta le hace pensar en sus veranos de pequeña por los campings del mundo. Una furgoneta blanca se detiene a su lado y ella no se da cuenta hasta que dos personas se bajan por el portón lateral, la cogen sin que pueda decir nada y le dicen  “ven con nosotros, tenemos que hablar”…

viernes, 10 de abril de 2020

El mundo es nuestro, 2020 (1)


Abre los ojos y sabe que hoy va a ser un gran día. Todo está preparado para la catarsis social. Ella sabe que no es más que una pequeña pieza del efecto mariposa, de fichas de dominó que generan olas de cambio en las conciencias y en la realidad.
Desde el covid-19 ya nada ha sido igual, pero no por la crisis económica ni por la sanitaria que se han superado, si no por el cambio en las conciencias del mundo. La humanidad ha despertado, ha saltado del pozo en el que se había hundido sin ser consciente. Se hablaba de la tercera guerra mundial pero lo más importante es que fue el inicio de la primera conciencia global.
Dos cuestiones que la historia y el sistema de explotación global habían camuflado han saltado a la luz. En primer lugar, el absurdo de las fronteras. Pero no solo de las fronteras políticas, si no también de las sociales, de las económicas e incluso de las genéricas o generacionales. Ante el virus todas y todos somos iguales y nos hemos de unir y ayudar porque nos necesitamos. Y esa es una circunstancia que el capitalismo había conseguido enmascarar y convertir en egoísmo ridículo y vacío.
En segundo lugar, la fe en que las cosas no cambian, la ilusión de que podemos seguir siempre igual. Se ha evidenciado que las cosas no solo pueden cambiar, si no que de hecho, cambian aunque no lo queramos admitir y que nos tenemos que subir al cambio y orientarlo para que no nos lleve a la autodestrucción.
A partir de entonces, Nira y muchas otras personas supieron que el mundo era suyo y no iban a tolerar que unos pocos inconscientes acumulasen recursos sin sentido y generasen desigualdades para mantener su posición de privilegio. Aprendieron también que ya no era necesario utilizar la violencia, en la que siempre ganan los que tienen las armas.
Aprendieron que han de actuar dejando de consumir productos que exploten a las personas o a la naturaleza en general porque estarían pagando por su propia esclavitud e intoxicación. También tienen claro que no deben tolerar ni el menor atisbo de desprecio por las personas o por la naturaleza por parte de ninguna persona responsable de la gestión pública, en especial de los políticos.
Se levanta de la cama mira hacia la ventana y observa cómo el sol se cuela entre las cortinas y da vida a su preciado bonsái de arce rojo. Se pone sus vaqueros, su camiseta de Acción Sin Fin y la sudadera de Mano Negra que le había regalado su padre. No tiene tiempo de desayunar así que se hace un café rápido y se lo toma de un par de tragos.
Hoy va a ser un día grandioso, todo está preparado para que los pueblos de Palestina e Israel firmen un acuerdo de colaboración y redistribución de riquezas sin fronteras ni rencillas. Algo que parecía absolutamente imposible hace cinco años, pero que las personas, sin intereses políticos ni económicos interfiriendo, han conseguido hacer realidad. Es uno de los grandes logros de la Revolución de la Conciencia Humana Global, pero no la única ni la última. Acción Sin Fin, y las personas en su mayoría, saben que si se deja de conducir el cambio la minoría egoreptil lo pervierte hacia su miedo y vuelve a convertir a la humanidad en una plaga y al ser humano en una especie autodestructiva.
Se sube a su bicicleta y se dirige al Centro de Encuentros Neutrales donde la esperan…