Invitación

Con este blog pretendo compartir ideas y sentimientos que creo importantes, así que agradecería que comentaras lo que te parece aunque sea una línea. Así podré quitar lo aburrido o insistir en lo que guste y tendrá sentido el tiempo que dedico a escribirlo. Así sabré que alguien lo ha leído.

martes, 7 de julio de 2020

Reiniciando el mundo

Todo había sido muy rápido. Nira no había tenido tiempo de llegar a ninguna conclusión respecto a quiénes eran o qué querían así que se mostró receptiva a escuchar. Aunque se sentía desorientada y estaba intrigada por descubrir de quién se trataba y cuál era su intención, no tenía miedo. Tenía una gran confianza, siempre confiaba en que todo se resolvía hablando. Además ella poseía una gran capacidad de asertividad y era capaz de encontrar una solución, así como de hacérsela ver a las partes del conflicto, que rayaba la brujería. Ella sabía que esta capacidad, este poder, provenía de la confianza en que las personas no son más que eso, personas, y no son ni buenas ni malas, pero sí que se defienden si se sienten amenazadas y confían si se sienten protegidas y comprendidas.

“Bien, no tenemos mucho tiempo, que no queremos que nadie te eche en falta y salte la alarma” dijo la que parecía la portavoz y probablemente jefa del grupo. ”Después de que se firme el tratado viviremos en un estado conjunto palestinos e israelís sin fronteras, pero ellos siguen teniendo la mayoría de las riquezas y las armas. Queremos asegurarnos de que no habrá abusos. Para ello queremos que se incluya en el tratado una cláusula que regule la posesión particular de armas en los domicilios.”, expuso. Nira, con tono muy calmado y seguro les expuso que la mayoría de armas particulares ya se habían entregado voluntariamente al nuevo gobierno como gesto de confianza. Y, Por otro lado, les comentó que en ese momento ya se habían realizado una gran cantidad de gestos y actos de confianza para enterrar el miedo que les había llevado a la situación anterior. Las dos partes del conflicto ganaban una vida al lado de unas personas que odiaban tanto como ellos estar en guerra con sus vecinos.

En ese momento Nira tuvo un pálpito, una sensación que en ocasiones le advertía de que era necesario ir más allá, que lo que había hecho o dicho no era suficiente. Siempre había escuchado  a su instinto, y en muchas ocasiones había evitado grandes problemas y había encontrado soluciones imprevisibles y sencillas a situaciones muy complejas. Entonces, decidió que debía confesar a este grupo una información que no era de dominio público pero que estas personas ahora necesitaban saber. “¿Sabéis cómo empezó el proceso de reconciliación entre el pueblo palestino e israelí? Creo que saberlo os hará comprender mejor por qué se está consiguiendo y calmará vuestra desconfianza”, les dijo Nira. Las ocupantes de la furgoneta reconocieron que no y mostraron toda su atención para descubrir cómo comenzó. “Pues reunimos en una misma sala a muchos familiares directos de víctimas del conflicto de ambas partes para que se mostrasen mutuamente las razones que ellos creían que justificaban el conflicto y cómo se habían sentido al perder a sus hijos, hermanos, mujeres o maridos. Después comparamos los objetivos de ambas partes para analizar que en todos los casos consiste en cuestiones materiales de posesión que después han llevado a enfrentamientos. Así que al final ambas partes vieron que habían sido víctimas de un engaño y confusión colectivos y que el que hasta ese momento había sido su enemigo no era más que otra víctima igual que ellos. Lloraron y lloraron unos en brazos de los otros y pidieron perdón por haberles odiado tanto. Y se quitaron un gran peso de encima. Un peso cuya liberación a partir de entonces les dio fuerzas para resolver ese conflicto juntos” Este acto había sido completamente privado y los secuestradores no lo conocían, ahora comprendían mucho mejor el desarrollo de los acontecimiento y no tenían ya desconfianza en relación al proceso ni a la sinceridad de ambas partes.

Nira bajó de la furgoneta, cogió su bici y continuó calle abajo a toda marcha; porque la presentación empezaba en quince minutos y quería comentar lo que le había ocurrido y añadir en su intervención y en el tratado, una mención y una aclaración para tranquilizar a las personas que pudiesen tener la misma inquietud que las personas con las que acababa de hablar.

 

Desde que se reinició el mundo y sus realidades tras la crisis del 2020 muchos aspectos tóxicos y absurdos de la situación anterior salieron a flote para a continuación ser encerrados en los museos junto a los horrores más grotescos de la historia. Cuando las personas se empezaron a incorporar a sus vidas, igual que la naturaleza había recuperado su espació, la humanidad de las personas también se   había recuperado, y en vez de sentir desconfianza y miedo se daba el sentimiento de empatía y las ganas de conocer y colaborar con los demás. Sin embargo esto se tiene que alimentar, regenerar, cuidar, porque el miedo siempre está ahí y las personas víctimas de éste,  que a su vez lo alimentan. Estas personas quieren recuperar el poder porque temen y  desconfían y sufren y no son capaces de ver que son  ellas las que se provocan a sí mismas lo que les ocurre, y que cuanto más desconfías y más te proteges más solo te quedas y menos persona eres.