Algo
cambia
Nos
roban, nos engañan, nos dejan sin educación, sin salud, sin
trabajo, sin casa.¿Y qué hacemos nosotros? Les votamos, les
confiamos nuestro dinero, consumimos sus productos e invertimos en
sus empresas.
Expolio
generalizado e institucionalizado al que nos han acostumbrado, con la
idea de que no hay alternativa, de que es un mal menor e inevitable.
En nombre de la democracia y del bien de la mayoría solo malversan,
estafan y roban a las personas para ampliar sus imperios. Banqueros,
políticos y empresarios psicópatas, y sus fieles y cobardes,
jueces y secuaces, con sus redes de chantajes todos bien ligados. En
nuestra cara nos roban y se ríen, y nosotros les dejamos. ¿Porque
somos tontos? ¿O porque nos ha costado comprender que se podía ser
tan perverso e insensible? Y no es nuevo, ocurre desde que la
historia es historia. Han tomado la voz de héroes míticos y se han
hecho reyes; la de los dioses y se han hecho dueños de las almas;
ahora la de los campeones y nos implantan sueños de gloria, el poder
es que la gente obedezca y para eso ha de creer.
No
somos nuestros políticos, ni nuestros banqueros, ni nuestras
empresas explotadoras. Somos las personas que sufrimos las
consecuencias. Hay que desmontar toda esta farsa, no dar dinero a la
banca que extorsiona y malversa, ni voto al político corrupto, ni
ser cliente de empresa explotadora. Hemos de saber que esto
continuará mientras lo sigamos alimentando.
Hay
una buena noticia. Ahora hay alternativa, existen políticas sensatas
y honestas, existe banca solvente y ética, existen empresas
productivas que respetan a sus empleados y a todos a los seres vivos,
pero eso sí, hay que buscarlas.
Ya
nos hemos indignado, ahora hay que actuar. Hay que desarmar la red
que nos tiene atrapados y crear un nuevo modelo, deshaciendo nudo a
nudo y generando nuevas relaciones.
Cuesta
cambiar costumbres, cuesta cambiar ideas es un sino humano, pero no
hay que cambiarlo todo hoy, basta con cambiar algo cada día.
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